Mi mejor boda fue la mía.

La mejor boda de mi vida fue la mía. ¿Será que todas las novias piensan lo mismo? Puede que sí. ¿Qué boda puede ser más especial que la propia?

Yo, que nunca había experimentado una boda estadounidense, celebré una boda al estilo estadounidense en Estados Unidos. Solo tenía un conocimiento superficial de las bodas estadounidenses. Que duran mucho, que solo se invita a un número reducido de personas, que la recepción es divertida, etc. Como desconocía todo sobre las bodas al estilo estadounidense, mi marido se encargó de preparar todo, desde el principio hasta el final. <b>Él disfrutó mucho del proceso de preparación.</b> Cuando le preguntaba: “¿Qué estás haciendo?”, respondía con entusiasmo: “Estoy escogiendo los cubiertos para la boda”. Mi marido, meticuloso y detallista, seleccionó y organizó todo según sus gustos. Por suerte, nuestros gustos coincidían. A ambos nos gustaba lo clásico y lo ostentoso a la vez. Por eso, me encantó la boda que él había preparado.

Uno de los aspectos en los que más nos esforzamos para la boda fue el PRIMER BAILE (FIRST DANCE). En Estados Unidos, después de la ceremonia se celebra la recepción, y antes de que esta comience, los novios, ya como marido y mujer, bailan su primer baile frente a los invitados. Isaac y yo tomamos clases de vals durante un mes para el PRIMER BAILE. Elegimos la canción MOON RIVER, que nos encanta, y la academia de baile creó una coreografía acorde a ella. El tiempo que pasábamos practicando el baile, mirándonos a los ojos, fue el momento más feliz de toda la preparación de la boda.

Lo más divertido fue, sin duda, el momento de la FIESTA (PARTY time). Contratamos un DJ y le pedimos que mezclara las canciones que más nos gustaban de nuestra vida. No sé por qué, pero cuando imaginaba mi boda, siempre me la representaba con todos bailando al ritmo de DANCING QUEEN de ABBA, así que la incluí en la lista de canciones. Cuando sonó Dancing Queen, todos bailamos como locos, y fue increíble. Sentí que todos mis sueños sobre mi boda se habían hecho realidad.

El elemento más importante de nuestra boda fue el lugar en sí. LARZ ANDERSON HOUSE, situado en Washington D.C., es una mansión con una larga historia, y su belleza era simplemente impresionante. Todos coincidieron en que era la sala de bodas más lujosa que habían visto jamás. (En realidad, es un museo, y alquilamos el museo como lugar para la boda.) Isaac y yo firmamos el contrato solo con las fotos, ¡pero nos sorprendimos aún más cuando lo vimos en persona! Pensamos que no harían falta flores. La suntuosidad del lugar era tal que las flores habrían pasado desapercibidas... Fue como casarse en un palacio.

También nos preocupamos mucho por la comida. Cuando digo que nos preocupamos mucho, quiero decir que elegimos el catering más caro y mejor que pudimos encontrar. Y quedamos muy satisfechos. Habíamos probado todos los platos previamente, pero el día de la boda estaban aún más deliciosos. Fue una decisión excelente.

Durante la boda, me di cuenta de que el servicio es proporcional al precio. Después de la boda, Isaac y yo estuvimos comentando que el servicio que recibimos fue proporcional al dinero que gastamos. Por eso, si volviéramos a organizar una fiesta, gastaríamos sin escatimar en ningún sitio.

Cometí un error en la boda: olvidé llevar el ramo cuando hice mi entrada. Era mi primera boda, así que ni siquiera sabía que se debía entrar con ramo. La coordinadora me trajo el ramo a mitad de camino. Ah, me había olvidado del ramo... En ese momento esos errores me generaron estrés, pero luego, cuando lo recordamos, se convirtió en una anécdota divertida. Mi madre dijo: “Es un error muy típico de Youngju”. Cuando estudiaba, siempre me olvidaba algo en la escuela. A veces dejaba la bolsa de zapatos o la mochila en casa...

Después de la ceremonia, disfrutamos de una hora de vino con los invitados para charlar y conocernos mejor. Fue un momento muy especial, algo que no existe en las bodas coreanas; el “Cocktail Hour”. Durante este tiempo, las personas que se hicieron amigos, continuaron haciéndolo mientras cenaban en la recepción, y después de la fiesta, siguieron en el “After Party”, convirtiéndose incluso en amigos. 5 horas de ceremonia, 3-4 horas de “After Party”... ¡8 horas juntos, por eso terminamos haciéndonos amigos! Ver a mis amigos y los de Isaac convirtiéndose en un gran grupo de amigos, divirtiéndose juntos, fue increíblemente conmovedor. Esto puede que sea solo mi opinión personal, pero me encanta ver a mi gente hacerse amiga. Ver a mis amigos de la boda reunirse en Nueva York para cenar me hizo muy feliz.

He escrito lo que se me venía a la mente, pero resumiendo, fue una boda perfecta, sin ninguna carencia. La boda me encantó, y cada momento fue maravilloso. Fue una verdadera celebración para bendecir el momento culminante de mi vida y mi nuevo comienzo. Ese sentimiento se refleja en mis fotos de boda. No son poses artificiales, sino expresiones genuinas. Son expresiones de verdadera alegría, no de querer verme bien.

El vídeo de la boda ya está listo, pero las fotos aún no. Las fotos que se muestran a continuación son las que el fotógrafo nos envió tras hacer solo una corrección de color el mismo día. El vídeo es como una película, así que me encanta, y tengo muchas ganas de ver las fotos.

Durante la boda, mi marido me dijo: “Todo esto lo he preparado para ti, Youngju”. Pensé que se había esforzado tanto por los invitados, pero todo era para mí. Me emocionó mucho.

Gracias, mi marido. Fue la boda más increíble de mi vida. ¡Eres el mejor!